primero
Despedirse de un lenguaje es como mutilar una parte de nuestro espíritu
Pero también es descubrir que somos otros cuerpos.
Es plantar semillas que nunca antes vimos
Deseando que se conviertan en frutos y no en migajas.
Ahí están
Los baldíos que en los sueños nos dan miedo.
Este presente no tiene nombre.
Hoy toca llorar el transcurso que es partida y bienvenida
Sentir lo que nunca nos atrevimos.
Ayer soñé con un hombre
Detenido en una emocionalidad que no variaba
Como si hubiera alcanzado su final.
Había mutilado todas las partes de su espíritu
Para convertirse en un demonio con forma de flor
segundo
Herido por el mundo
Los brazos me pesan
Una angustia
Los recorre
No tengo ganas de comer
Ni de bañarme
La garganta no quiere estar
La facilidad para comunicar
Quedó perdida
Todas estas palabras las saco a ganchos
En la paradoja de querer decir algo
Con la voz cansada